El Soberano

Continuidades electorales y nuevos protagonistas

Este mes de junio tres provincias celebraron elecciones para elegir distintos cargos. Misiones, Corrientes y Formosa parecen seguir, con sus particularidades, las normas generales de los procesos electorales de medio término de este año. Es decir, las provincias buscan alejarse en cuanto pueden  de la política nacional afianzando una dinámica ya propia de las últimas décadas democráticas de la Argentina: la desnacionalización de los procesos políticos en el país. 

Los ganadores, siguiendo esta regla, suelen ser los mismos. Los gobernadores y jefes políticos locales salen extraordinariamente fortalecidos, reforzando el trascendental liderazgo que mantienen al interior de sus distritos. No obstante, existe un lugar y espacio para el desarrollo de alternativas políticas. Sectores ligados a dirigentes políticos de proyección nacional, como el peronista Juan Grabois y el presidente Javier Milei, consiguieron importante tracción logrando presentarse en la escena electoral como verdaderos nuevos protagonistas. 

El proceso, aún así, se encuentra atravesado, como se viene observando, por la enorme indiferencia electoral. Este fenómeno tan particular que erige muros entre los ciudadanos y sus representantes se refleja en el hecho de que apenas el 50% de los inscriptos en el padrón decide emitir su voto, un piso histórico para la democracia argentina. 

“El proceso, aún así, se encuentra atravesado, como se viene observando, por la enorme indiferencia electoral. Este fenómeno tan particular que erige muros entre los ciudadanos y sus representantes se refleja en el hecho de que apenas el 50% de los inscriptos en el padrón decide emitir su voto, un piso histórico para la democracia argentina”.

Pero, al menos por ahora, intentemos analizar un poco más en detalle los comicios del mes de junio. Cómo se votó, qué se eligió, quiénes participaron y quiénes salieron victoriosos. 

Misiones y el espíritu de Rovira 

El histórico caudillo de la provincia de Misiones, Carlos Rovira (célebre por haber pactado con Milei el apoyo de sus senadores al rechazo de Ficha Limpia) se impuso con su renovado Frente Renovador de la Concordia en unos comicios que, como ya parece costumbre, solo lograron convocar al 55% del padrón electoral. 

La provincia cuenta con una legislatura unicameral que se renueva por mitades cada 2 años, diputados que permanecen 4 años en sus cargos con posibilidad de reelección y un sistema electoral proporcional que distribuye las bancas según la lógica D’Hondt y que unifica a todo el territorio en un único distrito que reparte 20 cargos por elección. Además, el distrito vota con boletas partidarias y el sistema permite la dinámica de lemas y sublemas. Es decir, en elecciones, tanto legislativas como ejecutivas, los candidatos provinciales de un mismo partido (mismo lema) pueden presentar distintas listas (diversos sublemas) en las elecciones generales para que compitan entre sí. No obstante, al final, todos los votos obtenidos por los sublemas terminan sumándose para construir el resultado final de sus respectivos lemas y definir ganadores y perdedores.  

En estas últimas elecciones de principios de junio los grandes ganadores, como dijimos más arriba, fueron los candidatos del Frente Renovador de la Concordia. Encabezados por una renovación generacional sacaron el 28% de los votos y consiguieron 7 diputados. Mientras tanto, La Libertad Avanza quedó en segundo lugar con el 21% de los sufragios emitidos y alrededor de 5 bancas. El podio lo completó el partido provincial Por la Vida y los Valores que consiguió 19% de las voluntades y alrededor de 4 bancas. 

Santa Fé es de Pullaro 

Después de su victoria en las elecciones para constituyentes de abril, el radical Maximiliano Pullaro, y su espacio Unidos Para Cambiar Santa Fé, siguen demostrando su dominio sobre la política provincial. Aunque, como venimos lamentablemente destacando, la participación alcanzó un muy pobre 48% del padrón electoral los comicios puramente locales (ya que solamente se elegían cargos municipales) que se celebraron a fines de junio reflejaron la popularidad del gobernador sobre los distintos niveles de la política santafecina. 

Los partidarios del gobernador Pullaro ganaron en la totalidad del territorio provincial y, particularmente, tenemos que destacar el triunfo del candidato peronista Juan Monteverde en Rosario, la capital provincial. En términos generales, no obstante, se eligieron distintos intendentes municipales y concejales en todos los distritos de la provincia y utilizaron la boleta única de papel como instrumento para llevar adelante el proceso. 

Insfrán eterno

Las últimas elecciones provinciales de este mes de junio se dieron en Formosa, territorio históricamente gobernado por el peronismo y, particularmente, dominado por el eterno gobernador justicialista Gildo Insfrán. Desde el retorno de la democracia la provincia solo conoció un partido de gobierno y desde 1995 generaciones de formoseños fueron gobernados por  el mismo líder partidario. En este sentido, los resultados de los comicios del domingo 26 de junio verdaderamente no sorprendieron a nadie. Respetaron la tradición política de una provincia caracterizada por una continuidad partidaria única en el país y, podría decirse, en el mundo democrático. 

Específicamente, los ciudadanos de la provincia de Formosa se acercaron a las urnas, esencialmente, para elegir legisladores provinciales y convencionales constituyentes. Estos últimos cargos son los más relevantes ya que tienen la obligación de redactar una nueva constitución provincial que, entre otras cosas, buscará permitirle al gobernador postularse nuevamente a  las elecciones ejecutivas de su provincia, yendo abiertamente en contra de los claros pronunciamientos planteados por la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre alternancia en el poder.

En términos electorales, la provincia se organiza como distrito único que reparte 15 bancas de su legislatura unicameral cada dos años siguiendo una lógica proporcional. El instrumento de votación es la boleta partidaria. Como en Misiones se utiliza la ley de lemas y, particularmente, el peronismo de la provincia le ha dado una fama y un perfil bastante particulares. En estos últimos comicios, por ejemplo, el Partido Justicialista como lema se presentó a las elecciones con casi 60 sublemas apoyándolo. Homenaje a la democracia electoral. 

En cuanto a los resultados, el oficialismo y la oposición consiguieron el mismo porcentaje de votos para las distintas categorías en competencia. Los partidarios de Insfrán lograron la victoria con el 67% de los sufragios, mientras que la oposición, estructurada alrededor de los lemas del Frente Amplio Fromoseño y La Libertad Avanza, consiguieron un 20% y un 10% del total respectivamente.  

¿Cómo sigue el año electoral?

La continuidad parece ser la constante de este año electoral en la competencia provincial. Los gobernadores y los oficialismos provinciales que decidieron desligarse de la competencia nacional ganaron rotundamente (siendo la única excepción la situación del PRO en la Ciudad de Buenos Aires) en comicios que han sido, en importantes proporciones, abandonados por la ciudadanía. 

La supervivencia circunstancial del dominio de la política local parece haber derrotado a la política nacional y sus desvaríos. Las locuras de los que ejercen cargos en el gobierno federal se distancian muchísimo de las necesidades que tienen los dirigentes provinciales. En el ámbito subnacional los gobernantes no pueden ignorar la situación de la infraestructura estratégica, las dificultades energéticas y la necesidad de incentivar y potenciar sectores específicos de la economía. 

Dominan los liderazgos locales, desaparecen los nacionales, se desarman las estructuras partidarias con presencia en todo el país y predomina, por encima de todo, la indiferencia frente al proceso electoral. Las primeras tres aparentes constantes no son novedad. Se inscriben al interior del ya firmemente instalado proceso de desnacionalización de la política. La última, no obstante, parece reflejar, de forma cada vez más tajante, la distancia entre los dirigentes y sus dirigidos. En un contexto de crisis la indiferencia no implica la supresión de las demandas y los reclamos sociales sino la posible canalización de los mismos a través de medios alternativos, alejados, muy posiblemente, de la realidad y las normas que constituyen a una democracia republicana. 

“En un contexto de crisis la indiferencia no implica la supresión de las demandas y los reclamos sociales sino la posible canalización de los mismos a través de medios alternativos, alejados, muy posiblemente, de la realidad y las normas que constituyen a una democracia republicana”.

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