El Soberano

Cuatro oficialismos triunfantes y uno al borde del abismo

Las primeras cuatro elecciones legislativas provinciales del año mostraron un patrón indudable: la victoria de los oficialismos de cada provincia. Zdero, Sadir, Poggi y Sáenz fueron los grandes ganadores de los comicios locales estableciendo alianzas muy diversas y muy desconectadas de la competencia política nacional. Vimos radicales en coalición con los libertarios, peronistas en mínimos históricos y la victoria de fuerzas provinciales por encima de las estructuras partidarias históricas del país.

No obstante, la Ciudad de Buenos Aires fue otra historia. La importante victoria de Manuel Adorni y el frustrante tercer lugar del histórico PRO hicieron que la ciudad de convirtiera en el centro del mundo anarcocapitalista. Los partidarios del presidente Milei hicieron campaña y celebraron los resultados como buscando humillar a los seguidores del ex presidente Macri. Como si quisieran dejar en claro que el liderazgo de la coalición liberal del país le pertenece a La Libertad Avanza y ya no más a la Propuesta Republicana. Entre la violencia y los agravios, la constante de esta campaña porteña extraordinariamente nacionalizada fue la polarización establecida a partir de los planteos del presidente Milei. 

“Los partidarios del presidente Milei hicieron campaña y celebraron los resultados como buscando humillar a los seguidores del ex presidente Macri. Como si quisieran dejar en claro que el liderazgo de la coalición liberal del país le pertenece a La Libertad Avanza y ya no más a la Propuesta Republicana.”

Entonces, ¿Qué pasó en estos comicios? ¿Cómo se votó? ¿Por qué los resultados fueron tan distintos en la ciudad con respecto a los de las provincias? ¿Cuáles fueron las consecuencias de estas elecciones? En estos párrafos nos proponemos analizarlo un poco más en detalle. Vamos a verlos. 

Los vencedores 

Los vencedores de estos primeros comicios votaron todos, particularmente, el 11 de mayo. Empecemos con las provincias radicales. Chaco votó para renovar la mitad de las 32 bancas de la legislatura unicameral que conforma el poder legislativo del distrito. La provincia, al momento de votar, se organiza en un distrito único que distribuye las bancas de manera proporcional siguiendo la lógica del sistema D´Hondt, utilizando listas cerradas y bloqueadas que le permiten a los partidos tener absoluto control sobre la definición de las candidaturas. La elección se desarrolló con una muy baja participación (del 52%) y le dio una victoria muy importante al gobernador radical de la provincia, Leandro Zdero. En este sentido, el frente de gobierno Chaco Puede, en alianza con La Libertad Avanza, consiguió el primer lugar sacando un 45% de los votos. Un lejano segundo consiguió el histórico dirigente peronista Jorge Capitanich, quien liderando la lista del frente Chaco Merece Más sacó el 33% de los votos. Por último, el frente Primero Chaco, conformado por dirigentes peronistas disidentes, salió en tercer lugar con el 15% de los sufragios emitidos. 

La provincia de Jujuy votó también para renovar la mitad de las 48 bancas de la legislatura provincial y, particularmente, para elegir 10 diputados suplentes, concejales y representantes de comisiones municipales. Específicamente para elegir los cargos provinciales el distrito se convierte en una circunscripción única que busca repartir 24 bancas entre los distintos candidatos. Las mismas se distribuyen utilizando el sistema proporcional D´Hondt con la particularidad de que los candidatos deben alcanzar un umbral del 5% de los votos emitidos para poder competir. En Jujuy, como en Chaco, también utilizan la lista cerrada y bloqueada. La participación, aunque muy baja, supo ser la más elevada de todos los distritos que celebraron elecciones durante este mes alcanzando el 63%. De esta forma, el frente oficialista Jujuy Crece, liderado por el gobernador Sadir y el histórico dirigente radical de la provincia Gerardo Morales, consiguió la victoria y el primer lugar en las elecciones con el 38% de los votos. En segundo lugar vino La Libertad Avanza con el 20%. Y en un muy lejano tercer lugar llegó el Frente Justicialista que, con el 10% de los sufragios emitidos, se ubicó preocupantemente cerca del 8% conseguido por la lista del Frente de Izquierda encabezada por el diputado nacional Alejandro Vilca. 

La provincia de San Luis, por otro lado, votó para renovar prácticamente la mitad de su cámara de senadores y la mitad de su cámara de diputados y candidatos municipales. Con una legislatura bicameral, la provincia organiza sus elecciones dividiendo al territorio en 9 secciones electorales. Cada una cuenta con una determinada cantidad de diputados, relacionado a la cantidad de población que reside en dichos distritos, y con un solo senador. La cámara de diputados reparte los cargos de manera proporcional y el senado lo hace de forma mayoritaria, ya que se elige solo uno por circunscripción. Por otro lado, San Luis implementó, por primera vez en su historia, la boleta única de papel en estas elecciones con la posibilidad de votar la lista completa del partido o candidatos específicos de distintas fuerzas. En la elección en sí la concurrencia fue también baja, llegando al 60% de los electores habilitados para participar. Así, salió primera la lista Ahora San Luis del gobernador Poggi con alrededor del 44% de los votos. En segundo lugar quedó la lista justicialista con un 28%. Y en tercer lugar y cuarto lugar salieron los partidos Tercera Posición con alrededor del 7% y el partido Viva la Libertad Carajo con un 5%, respectivamente. Partidos que recuperan el espíritu de La Libertad Avanza, fuerza que no logró constituirse jurídicamente para los comicios provinciales. 

La provincia de Salta, por último, en estas elecciones tenía que renovar la mitad de sus 60 diputados, prácticamente la mitad de sus 23 senadores y elegir cargos municipales. La elección legislativa, particularmente, se organizó dividiendo al territorio en 23 distritos electorales en los que cada uno elige entre 1 y 19 diputados según la cantidad de gente que vive en los mismos y 1 senador por departamento. Los diputados se reparten de forma proporcional por distrito y los senadores se reparten de forma mayoritaria al disputarse solo un cargo por distrito. Los salteños utilizan para votar, desde hace ya más de 10 años, la boleta única electrónica. El sistema trabaja con una boleta que cuenta un chip que almacena información y una máquina que, una vez insertada la boleta en la misma, le permite al elector seleccionar a sus candidatos. Terminado el proceso, la máquina imprime, en la boleta, aquello que se seleccionó y el votante la deposita en la urna. En particular, en la provincia solo votó el 58% de los electores habilitados, respetando la tendencia observada en las demás provincias. En general, ganaron los candidatos apoyados por el gobernador Gustavo Sáenz. Específicamente, el espacio que más llamó la atención fue el de La Libertad Avanza que, con alrededor del 25%, fue la fuerza más votada en particular y, además, consiguió una importante victoria en la ciudad capital. Sin embargo, el espacio del gobernador, que se presentó con distintas listas, logró sumar la mayor cantidad de voluntades. Por su parte, el justicialismo salteño hizo una desastrosa elección y no logró renovar ni sumar bancas en ninguna de las cámaras de la legislatura provincial. 

Entonces, lo que se pudo ver, a grandes rasgos, fue la victoria de los oficialismos en todas estas provincias. Todos los gobernadores lograron conseguir algún tipo de mayoría en sus legislaturas y, también, pudieron afianzar su autoridad local. Además podemos afirmar que el ausentismo fue alto y que La Libertad Avanza logró la gran sorpresa, fortaleciendo su lugar  como principal oposición en Salta y Jujuy y obteniendo cargos en la legislatura de Chaco. 

Los vencidos

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires se apartó de la tendencia. En la capital de la república se votó este 18 de mayo para renovar la mitad de la legislatura unicameral del distrito. De los 60 legisladores locales se renovaban 30. Esos 30 se reparten convirtiendo a la ciudad en un distrito único y asignando las bancas según la lógica proporcional, basada en el sistema D´Hondt. El umbral es del 3% y, en esta elección particular, votó solo el 53% del electorado porteño. La ciudad aplica, hace ya algunas elecciones, el mismo sistema de boleta única electrónica que utiliza Salta para sus comicios. En cuanto a los resultados, ganó La Libertad Avanza que, liderada por Manuel Adorni, consiguió el 30% del voto. En segundo lugar salió el frente Es Ahora Buenos Aires, comandado por Leandro Santoro, que sacó el 27%. No obstante, la gran historia del domingo electora fue el muy lejano tercer lugar en el que quedó el PRO que, liderado por la diputada nacional Silvia Lospennato, logró un pobre 15% del total de votos emitidos en la ciudad. Después, quedaron Volvamos Buenos Aires, la lista del ex jefe de gobierno Horacio Rodriguez Larreta, con alrededor del 8% y la lista del FIT, liderada por Vanina Biasi, con el 3%. 

Una elección muy particular, única si se quiere. Una competencia extraordinariamente nacionalizada que vio al PRO perder su primera elección local en casi 20 años de gobierno, y La Libertad Avanza demostrar cuán atractiva es para los clásicos votantes del ya clásico oficialismo porteño de las zonas más pudientes económicamente del distrito. Además, fuerzas históricamente relevantes como la UCR y la Coalición Cívica no lograron meter legisladores. 

¿Qué nos dejaron estos comicios?

En Salta, Jujuy, San Luis y Chaco, como dijimos, los oficialismos salieron fortalecidos. En elecciones desdobladas de las nacionales, que buscaron centrar el debate y la discusión en los problemas provinciales, se pudo ver cómo la discusión nacional perdió frente a la cotidianidad de la vida provincial. Sin embargo, La Libertad Avanza demostró cierto desarrollo de su fuerza política. Logró sumar legisladores en Salta, Jujuy y Chaco, demostrando que el discurso del partido libertario mantiene un cierto atractivo por fuera del centro neurálgico del país. Habrá que ver ahora si estos sectores provinciales del anarcocapitalismo pueden ponerse de acuerdo y establecer una línea argumental consensuada que les permita permanecer juntos y construir sobre los alentadores resultados de estas elecciones. 

En la Ciudad de Buenos Aires, por otro lado, se observa una situación muy compleja para el oficialismo porteño. El gobierno de Jorge Macri se encuentra en una coyuntura inimaginable para un gobierno del PRO en la capital del país: tienen que gobernar con minoría en la legislatura. Situación extrema y preocupante que abre muchas preguntas de cara a las futuras elecciones para jefe de gobierno del año 2027. Sobre todo si consideramos que la fuerza política del presidente Milei logró penetrar en los bastiones del partido amarillo sin necesariamente perder su atractivo electoral en los clásicos distritos porteños del peronismo. 

No obstante, en general estas elecciones parecen exponer un problema verdaderamente sistémico. Aunque hubo algo de voto en blanco y nulo en los distritos en cuestión, el gran protagonista de esta fue el ausentismo electoral. El porcentaje del electorado que concurrió a las urnas fue extraordinariamente bajo, sobre todo para un país en el que la dinámica propia de las elecciones se basa simbólicamente en la obligatoriedad del acto instituyente de un gobierno o una legislatura. En el hecho de que ejercer los derechos que el ciudadano posee solo por ser ciudadano no son una alternativa, no dependen de la mera voluntad del individuo. Representan un deber, algo que se tiene que hacer. 

“La no concurrencia no es un acto de protesta como podría serlo el voto en blanco. Representa un acto de indiferencia, de desinterés. Se entiende que, al no ir, el votante no cree que el voto, que su voto, pueda generar un cambio o impactar sobre la realidad del país.”

Por lo tanto, la preocupación, en este sentido, vuelve a la realidad de estas últimas semanas, meses e incluso años. Es decir, parece que la ciudadanía está empezando a rechazar al sistema en si mismo. La no concurrencia no es un acto de protesta como podría serlo el voto en blanco. Representa un acto de indiferencia, de desinterés. Se entiende que, al no ir, el votante no cree que el voto, que su voto, pueda generar un cambio o impactar sobre la realidad del país. Esta apatía política y electoral, esta desarticulación entre el hacer de la dirigencia política y los intereses de los ciudadanos, puede llegar a atentar contra la legitimidad misma de la democracia si no se combate a tiempo. 

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